En 1961, años antes de las animaciones con recortes de Lawrence Jordan, Jean Desvilles trasladó al cine Une semaine de bonté. Lejos de ser infiel a Ernst, esta animación recortada fotograma a fotograma es una manera de mostrar la obra en la pantalla en vez de en un libro, una especie de película sobre arte, una película a modo de exposición. Trasladar y adaptar un libro al cine implica necesariamente una redefinición del collage, y es también un proceso que el propio Ernst alentó, para revivir así su primera invención para un público contemporáneo. La película de Desvilles refleja la forma en que vemos las cosas hoy en día, puesto que la obra del surrealismo ya no nos parece escandalosa, sino poética.