Tras tomar parte en la Primera Guerra Mundial, Max Ernst cofundó en 1919 el grupo dadaísta de Colonia. El artista desarrolló una forma única de collage fotográfico y xilográfico, para el que utilizó publicaciones de guerra y revistas populares del siglo XIX. Entró ilegalmente en Francia en 1922, donde su obra había sido muy bien acogida el año anterior como algo en lo que «el surrealismo ya se manifestaba plenamente». El método de Max Ernst en el collage -visto como una yuxtaposición de realidades distantes que crean una «chispa»- permitía contrastes hasta entonces no admisibles en la pintura mimética. El líder del grupo surrealista André Breton comparó el arte de vanguardia con los recientes avances de la ciencia y la tecnología, incluido el cine, tema frecuente en la revista Littérature. También definió a Ernst como «un hombre de infinitas posibilidades» que «proyecta ante nuestros ojos la película más cautivadora del mundo, sin perder la gracia de su sonrisa». Entre las fuentes de inspiración de Max Ernst en esta época se pueden citar los experimentos fotográficos de Eadweard Muybridge y Étienne-Jules Marey, así como los prestidigitadores que practicaban técnicas similares al montaje, en particular el «mago de la cinematografía» Georges Méliès.