En 1922 comienzan a aparecer publicaciones que recogen sus collages grabados en madera y sus collages sobre pintura (overpainting). Para Répétitions, Ernst realizó nueve collages que acompañaban a treinta y tres poemas de su amigo Paul Éluard. Ernst jugaba a menudo con la idea de la visión liberadora, tanto hacia el mundo exterior como hacia la dimensión interior, buscando «librarse de su propia ceguera». En la portada, el motivo del ojo perforado permite redirigir la mirada hacia dentro y hacia fuera.