La cartera Maximiliana o la práctica ilegal de la astronomía se completó en marzo de 1964. En sus Notas biográficas, Ernst comentaría al respecto:
«Escritos en código y numerosos grabados dedicados a la vida y obra de Wilhelm Leberecht Tempel, astrónomo sin diploma, despreciado en su patria (Alemania) por los astrónomos profesionales, poeta rebelde y, no menos importante, emigrante: Venecia, Marsella y Florencia. El poeta ruso Iliazd trazó sus poesías, apuntes y mapas litográficos de las estrellas que había descubierto. Iliazd hizo de este libro una excelencia del arte tipográfico y Georges Visat lo convirtió en una obra maestra del arte del grabado a color».
El subtítulo «o la práctica ilegal de la astronomía» es un añadido programático —si bien irónico— que sugiere que, al carecer de un «diploma», los descubrimientos de Tempel contaron poco o nada en el S. XIX.
Al mismo tiempo, Ernst identifica en el verdadero arte de la visión el tema fundamental de la publicación, que también pretende liberar a la escritura y a la imagen de la pesadez de las convenciones.
El arte de la visión está constituido por el cambio ideal de perspectiva presente en la serie desde su inicio.
Los grabados están relacionados con los temas del espacio, la ausencia, la presencia y la propia percepción y hacen visibles mundos artificiales, con motivos que van desde sistemas de líneas minúsculas hasta galaxias que cubren toda la superficie, desde el microcosmos hasta el macrocosmos.
Los cuatro textos en francés y dos en italiano de Tempel, que recorren aquí el margen inferior, describen las condiciones atmosféricas de la percepción astronómica. En consecuencia, las grandes figuras lineales y espirales pueden interpretarse como visiones celestiales o apariciones submarinas.
De esta forma, la poesía y el conocimiento constituyen los dos polos en torno a los cuales gira todo el capítulo.
En el centro habría una página en blanco y negro sin grabados: la única hoja con una representación de figuras humanas que Ernst había extraído de un libro de esgrima de 1849. Ese mismo año, Tempel había escrito su llamamiento a la justicia y la libertad que el artista representa ahora a la izquierda como una lucha contra los déspotas y a la derecha como una animada danza.