Los mismos principios utilizados para el collage se aplican en la pintura: en Edipo Rey (1922), la mano atravesada y la nuez parecen enormes en comparación con la casa de la que sobresalen, y sin embargo la desproporción no perturba la unidad pictórica interior. En esta obra, Max Ernst fusiona su experimentación anterior con el dadaísmo, la Pittura Metafísica (según de Chirico), la literatura griega antigua (según Sófocles) y el psicoanálisis (según Freud y Nietzsche). El motivo de la perforación – aplicado aquí también a gran escala a la nuez situada en el primer plano, derivada de la revista científica La Nature – simboliza la mirada interior liberada. Más tarde se convertiría en una fuente de inspiración fundamental para la secuencia emblemática de la película de Luis Buñuel Un perro andaluz, de 1929. El director contó cómo la película surgió del encuentro de dos sueños, el suyo y el de Salvador Dalí. Muchos elementos de la película remiten a motivos recurrentes en la obra de Ernst.